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viernes, 12 de julio de 2013

Visita a los celtas, Noia - Castro de Baroña

El plan, aunque no lo había organizado mucho, era hacer algo por la ría de Muros e Noia, así que lo más sencillo sería embarcar ... donde pudiera, suponía en el mismo puerto de Noia, aunque viendo los mapas, y por desconocer la zona, no estaba muy seguro si las mareas afectarían a ese posible embarque, ya que con la marea baja queda una zona seca bastante amplia en su ensenada y parece que tienen un canal que usarán los barcos.
Que sea lo que Dios quiera, me dije. Como otras veces, me fui a la aventura ;)

Sólo hay que entrar en el poblado y buscar la típica señal con fondo amarillento que diga "puerto", como estamos en Galicia dice "porto".

Por suerte, antes mismo de entrar en el núcleo de Noia había una señal de puerto, el de A Barquiña, por allí dirigí el coche. Como ves los mapas de Cartesia no están tan actualizados como por ejemplo en Iberpix, en el primero no sale el actual pantalán. Pero ahí está.
Pantalán A Barquiña, Noia
Como luego vi, este lugar es perfecto para embarcar, sobre todo si no te quieres meter en el centro urbano principal. A destacar que cerca, justo al poco de tomar el desvío hacia tal pantalán, hay un hipermercado, EROSKI, donde puedes conseguir avituallarte, y hasta tiene gasolinera.
Otra opción para embarcar, evitando los equilibrios en un pantalán, sería la rampa de ese mismo lugar, que está allí al lado, la divisé cuando volvía. No llegué a ella porque seguí la pista principal, que lleva claramente al pantalán, pero estudiándolo ahora en casa con los mapas veo que no sería tan complicado acceder a ese punto. Si vuelvo iría allí. Los pantalanes, si no hay otra opción, pues bienvenidos sean, pero no es lo mejor para meterse o salir del kayak, bastante altura tienen.

En fin, comienza la ruta, las 11:00, observando el nuevo puente de Noia, todavía contruyéndolo.
Puente en construcción en Noia

Y al otro lado, el río principal de esta ría es el Tambre, el lugar de "A Barquiña" igualmente. Supongo que antiguamente, entre estos dos puntos de tierra, y para cruzar la ría en tal estrecho, habría un servicio de lancha o "barquiña" (barquita en castellano) de ahí los nombres repetidos.
A Barquiña (oeste), Noia.

Ya se divisaba la isla "da Creba" ("de la Quiebra"), realmente me pareció más grande de lo que la imaginaba, pues estoy a mucha distancia y no se ve tan pequeña.
Ribeira do Freixo y Creba

Pasando la playa de Testal



Y siguiendo hacia Creba aunque haciendo algo de rodeo para evitar estancarme en el banco de arena que, según veo, los mapas nombran como O Lombo, o eso creo.
Sobre O Lombo y hacia Creba

Es escasa la información de esta isla da Creba, al menos por medios fácilmente accesibles como Internet, lo seguro es que es privada, y se ve que hay constantes obras. Es ideal para ermitaños y demás, incluso la usaron los piratas, o eso se lee ahí.

Tras contornearla por la orilla N y O, marco rumbo hacia Campo de Prado.
Destaca el monte Enxa

En este cruce hubo un cambio de viento notable, hasta este momento me venía a favor, entre NE y N, y aunque claramente me empujaba no era tan fuerte como el que de repente me encontré viniendo del O. El oleaje cambió, tanto en orientación como en altura, formándose unos claros borreguitos, lo que me hizo acercarme a la orilla lo antes posible. No era peligroso, pero yendo sólo mejor evitar los juegos. Mi duda era si seguir, pues entendía que posiblemente más afuera de la ría se podría notar aún más. De hecho me fui a esta zona porque las predicciones para aquí eran ideales, en cambio desde Lira hacia el norte había fuertes vientos. Y Lira no está tan lejos de la boca de esta ría.

Por suerte al acercarme a la orilla el viento ya no era tal, y aunque en puntos abiertos pudiera ser el mismo claramente el mar no era tan abrupto como en el tramo del medio de la ría. Decidí seguir.

Encontrando playas vírgenes, ciertamente es pequeñita y no se ve de fácil acceso por tierra.

El mapa no deja muy claro su nombre, posiblemente no tenga por su tamaño, pero estaría ahí ubicada, junto a una anterior (al E), y más grande, que posiblemente sea la playa do Pouso.

Estuve tentado en desembarcar, por lo tranquila, pero ni era hora de comer ni tenía apetito (comí una barrita un poco antes de Creba, cuando pasaba por las bateas de allí) así que continué.

Porto do Son ya se deja ver.
Porto do Son y Pena Filgueira a la derecha

Al otro lado se divisa el Pico da Garita, en Louro, y como enfilación sirve la Pena Filgueira.
Pico da Garita, Louro.

Ya es hora de comer, o al menos hay apetito, cerca de las 13:30, y aprovecho la playa de Arnela, no hace falta llevar bocadillo pues hay un restaurante-marisquería allí mismo. Aunque yo llevé mi comida, pues lo desconocía. Un baño relajante antes de comer, por supuesto.
Playa de Arnela

Restaurante en la playa de Arnela

Playa de Arnela
No llevaba mapa, cosa de las prisas, entonces iba un poco desorientado, no sabía cuánto me quedaba hasta Baroña. Haciendo cálculos (tiempo de paleo llevado de memoria, unas 2,5 h.) me dije, sigo como mucho una hora más, así que según eso podría estar de vuelta en torno a las 19:00, prudente hora para llegar a casa todavía con luz.

Tras pasar la punta Inxida
Punta Inxida

Y observar construcciones de lo más llamativas ... sigo sin saber qué es exactamente (parecía una simple torre de vigilancia), ni los mapas lo aclaran.
Al ir

Al volver
Llego por fin a la punta del castro y me meto en la cala norte para desembarcar en un pequeño arenal entre rocas.
Castro de Baroña desde la cala norte

Obviamente subi a verlo, ya hacía años que lo visitara, aunque yendo por carretera ... y sigue igual :) ... , pues tocan las fotos de rigor.
Castro Baroña: Sentado en una piedra tallada para tal fin, con respaldo incluso

Toca volver, y ahora sí, con las manos bien secas desenfundo el móvil y activo el Sports-Tracker, que se me olvidó al iniciar la ruta. Esto sería la vuelta.
Parando un par de veces a refrescarme y relajarme con un baño, una de estas calas sería la comentada anteriormente como playa virgen o al lado de la de Pouso. Con la marea más alta que al ir estaba mucho más atractiva, zona arenosa para bañarse, en lugar de antes en medio de algas por doquier.

Ahora me tocaba bordear por zona completamente nueva, pues este tramo lo había hecho por el otro lado de la ría al acercarme a Creba. Viendo paraísos como el islote de la punta Aguieira.
Parece una península

Pero hay un puente para acceder, al menos con marea alta
En un extremo de la magnífica playa de Aguieira.
Playa de Aguieira


Un poco más adelante hay gran devoción

Sobrepasando Portosín.
Portosín

Al poco ya llegué al origen de esta ruta ... y para casa.
Todas las fotos aquí.

2 comentarios:

  1. Vete tú a saber lo del nombre, pero como diría el de la navaja, Occam, apuesto a que antiguamente era una zona donde posiblemente se avistasen tales aves.
    De otro lado podría ser que venga de A Guieira, algo así como "la guiadera/la guía", y haya evolucionado a ponerlo junto.
    No me digas que a ti también te atrae la etimología ;)

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    1. Bueno, pues he picado el cebo, y tras una búsqueda rápida, que pocos resultados da, mira tú lo que se puede leer:

      "LA ETIMOLOGÍA.
      Voz derivada del lat. AQUǏLA (Corominas y Pascual, 1980-
      1983). A esta forma se le añadió el sufijo –era(< -ARIA latino) con valorabundancial: “lugar en el que hay o abunda algo”. Galmés de Fuentes (1987) avisa
      del cuidado que hay que tener con alguno de estos nombres, ya que podrían no estar
      relacionados con el ave, sino que se relacionarían con las voces latinas ACUTU,
      ACULEU, entre cuyos derivados se encuentran el castellano aguja y el asturiano aguya.
      En este sentido, creemos que aquí, gracias a la ratificación por parte de los
      vecinos de la presencia de algunas de estas aves de rapiña no nos encontramos ante
      un caso de etimología popular, sino ante un verdadero topónimo motivado por ser
      lugar de cría, punto estratégico de oteo o de merodeo sobre poblados y sembrados."

      Fuente: http://digibuo.uniovi.es/dspace/bitstream/10651/12904/1/TD_CristianLongoViejo.pdf
      Págs. 138 y 139

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