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lunes, 9 de marzo de 2015

Ares-P. Avarenta: Rascando el casco x3

La mole rocosa de Miranda la hace destacar enormemente ...

...incluso a cierta distancia (2,7 km) destaca cual un faro.

Tras salir de Ares y al llegar a la zona de Miranda, como en ese momento prácticamente era la marea baja me vi obligado a rodearla por fuera, ya que en esas condiciones más que isla podríamos decir que es península.

El trazado de la ruta despeja bastante el asunto.

Al ver el panorama en este punto (mar de fondo 2-3 m) ya me di cuenta que sería arriesgado doblar Coitelada, más cuando uno va solo.
Así que me lo tomé con más tranquilidad y, llegar a Chanteiro, quedaría para otro día. Llegaría hasta donde me sintiera tranquilo.


Como desembarcar en la playa de A Barrosa lo vi difícil y había calculado para tomar un tentempié allí, además de, posiblemente, vaciar la vejiga ...


... mi próximo destino era una cala, rocosa, donde otras veces he desembarcado sin mayores problemas. Claro que en esas ocasiones había menor oleaje y la altura de la marea también influye en la facilidad para desembarcar.

El saliente posterior forma la punta de Insuela, donde hay un castro ( esto indican los mapas ).

Observé un rato la serie de olas y noté que era bastante arriesgado tomar tierra ahí, ya que rompían las olas con mucha frecuencia.

Por lo tanto seguí paleando y ahora me fijaba en cualquier punto donde viera posibilidad de bajarme.


 Aquí fue finalmente.

 Si no estoy muy desorientado y a juzgar por esta foto, debe ser la desembocadura del "río" de Guille.

De paso hice un amigo que estaba en un charco, aunque ni se inmutó con mi presencia :) Bueno ... seguramente por haberme visto estaba él tan quieto.

Aquí viene el primer rascón al casco del kayak, aunque no fue mucho ya que en parte flotaba, pero arañazo al fin y al cabo ... que siempre le duele a uno :(
Me tuve que montar en él, estando el kayak equilibrado en un punto a la espera del oleaje, para echarme al agua.


Llego a O Figueirido, con sus casetas típicas. Vieron tiempos mejores, desde luego.

Y alcanzo finalmente las cercanías de la punta Avarenta. Donde decido dar vuelta viendo que el oleaje se impone. Esos dos palos, ni idea de su origen, quizá restos de alguna batea (no son troncos sin más, sino que fueron tablones -bien grandes- en su día, con sección rectangular) y ahí están de alguna manera sujetos al fondo pero en la superficie se mueven con el oleaje.
Lo peligroso es según cuadre la altura de la marea, en ese momento eran bien visibles, pero con marea algo más alta podría uno llegar a ellos sin verlos antes y en determinado momento al paso de una ola verse entre unos tremendos palos abanicándose a punto de golpearte. Da miedo sólo pensarlo :)

La vuelta fue más directa, pasando entre las bateas de este tramo de costa.

Cuando llego de nuevo a la zona de Miranda, ahora hay agua suficiente para pasar por dentro (el istmo está sumergido ... pero no mucho, sabiendo lo que sigue), y es lo que hago.
Aquí viene la segunda rascada.
Tampoco fue mucho porque realmente quedé encallado en una roca que sobresalía más de la cuenta y no la pude ver antes para corregir el rumbo, o sea, de repente me vi encima de una roca que me frenaba completamente. Tuve que esperar a que vinieran las olas más altas de la serie para así lograr que el kayak flotase y seguir avanzando.
Esto me colocó en una situación "adrenalítica", claro. Poco fondo, zona rocosa muy desigual y al alcance de rompiente ... vaya panorama :)
Por suerte logré imponerme a una ola rota que me dio de lleno, menos mal que estaba bastante aproado a ella. Y con un paleo potente salí del sitio lo más pronto posible evitando que me cogiera la segunda ola que venía.

PUM PUM, PUM PUM ... me hacía el corazón una vez en zona segura.
La adrenalina nos excita, no hay duda :)

Para tranquilizarme y a modo de recompensa por la batalla recién ganada seguí la orilla, ahora bien tranquila, observando la posibilidad para desembarcar de nuevo, ya en hora de comer.

Una playa bien bonita, no hay duda. Diría que el nombre es Estacas, pues así se llama el lugar más cercano.

Pero justo al desembarcar, feliz surfeando una ola bien bonita y viendo toda una playa de fina arena para tomar tierra ... llega el tercer rascón al casco, y éste fue el más doloroso (con la velocidad de la surfeada, imagínate).
Ahí está el culpable. En medio y medio, y solo viéndolo cuando el golpe era obvio e insalvable, un trozo de muro (ladrillos con cemento) atravesado y oculto por el oleaje hasta el último momento.
En fin, mala suerte. Pero estos sucesos te hacen ver que uno no se puede emocionar y, por seguro que parezca un desembarco, hay que tener prudencia.

Allí hice otro par de amigos :)

Finalmente, una observación de qué sucede en este tramo de costa.

La costa va erosionándose y los terrenos que en su día estaban a cierta distancia del borde, poco a poco se vuelven inseguros.



2 comentarios:

  1. Vaya, siento que hayas arañado el kayak, aunque me alegro que no te hayas arañado tu.
    Por fin la meteo da una tregua gallega. Aqui no ha llovido casi nada. Los campos están secos.
    Es preciosa la zona, y el reportaje me ha gustado. Gracias.

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  2. Nada, Fran, el kayak está para usarlo :)
    Y ... gracias a ti.

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